Cerebro Compulsivo (Creando desencadenante): ¡Estás muy atrasado con las cuentas otra vez! ¡Necesitas apostar! Resolverá todo porque ganarás un premio mayor.
Yo: Sí, me gustaría.
Cerebro Compulsivo (Insistiendo): ¡Verdad?! ¡Vamos, hagámoslo! ¿Te imaginas lo feliz que estaría tu pareja si ganas mucho dinero para las cuentas?
Yo: Pero, ¿y si en lugar de eso perdemos dinero?
Cerebro Compulsivo (Argumento emocional): Has perdido tanto las últimas veces. Definitivamente es hora de que ganes un premio mayor.
Yo: Eso es cierto.
Cerebro Compulsivo (Insistiendo): Solo toma $xxx del banco. Si puedes duplicarlo, eso ayudará con las cuentas.
Yo: Siempre decimos eso, pero siempre terminamos jugando todo de nuevo.
Cerebro Compulsivo: Esta vez no lo harás.
Yo: ¿Cómo lo sabes?
Cerebro Compulsivo: Simple, ¡porque realmente necesitas el dinero!
Yo: Quiero hacerlo, pero tengo miedo de que volvamos a poner el dinero.
Cerebro Compulsivo (Cambiando de táctica): ¡Tienen ese buen restaurante que te gusta, y es gratis!
Yo: Ese restaurante sí me gusta.
Cerebro Compulsivo (Nuevo empuje): Debes devolver ese dinero que “tomaste prestado” antes de que la persona descubra que lo “tomaste prestado”.
Yo: La última vez que jugamos, tuvimos suficiente para pagar eso 4 veces. ¡Pero nunca cobramos!
Cerebro Compulsivo: Pero ahora sí lo haremos.
Yo: No sé.
Cerebro Compulsivo: Recuerda esa vez que te fuiste con $xxxx. Puedes hacerlo de nuevo. ¡Solo sé fuerte!
Yo: Sí, pero ¿y cuando rompimos la caja del jugador para sacar dinero?
Cerebro Compulsivo: Fue una noche difícil. Pero hoy ganarás, ¡yo lo sé! ¿No quieres ponerte al día con esas cuentas?
Yo: Tomará 10 años pagar estas cuentas.
Cerebro Compulsivo: ¡No si ganas un premio mayor!
Yo: Sueños de ganar un gran premio mayor…
Cerebro Compulsivo (Instigando): ¡Exactamente! Podríamos pagar tantas cuentas.
Yo: Hemos ganado muchos premios mayores, y rara vez los conservamos.
Cerebro Compulsivo: ¡Pero hoy lo haremos!
Yo: Tantas cuentas. ¿Y si ganamos un premio mayor y cobramos?
Cerebro Compulsivo (Instigando): ¡Vamos a conseguir el dinero para las cuentas!
Yo: Todas estas cuentas son por tu culpa.
Cerebro Compulsivo (Ignorando el argumento): ¡HOY GANARÁS UN PREMIO MAYOR!
Yo: Suspiro.
Estos son los pensamientos que tengo que conquistar a diario.
¿Te sientes identificado? ¿Cuáles son tus argumentos desencadenantes iniciales?
Comentario final:
Para este usuario, el desencadenante es ganar dinero para pagar las cuentas. El cerebro compulsivo sigue empujando argumentos en la otra dirección, incluso si la persona lógicamente sabe que es mala idea apostar. Desafortunadamente, estamos controlados por otras emociones, no por la lógica.
Encontrar formas de lidiar con nuestras emociones es la clave para detener esta batalla constante. La ansiedad financiera, el arrepentimiento y la desesperanza son áreas que esta persona necesita abordar para calmar el cerebro y comenzar el viaje hacia una vida libre de juegos de azar.